Un lugar común es que, en temas de desarrollo urbano, las buenas intenciones sean rebasadas por las realidades de los territorios. En este caso, existía un conflicto histórico entre ocupantes de la zona de la cañada y los propietarios. El cambio generacional en el liderazgo de los propietarios y la pandemia permitieron aumentar los márgenes de maniobra de la agenda social incorporando principios relevantes en su agenda de sustentabilidad.

Una premisa fundamental para no quedar paralizados frente a la complejidad urbana, es saber identificar las oportunidades y fortalezas, por tan pequeñas que sean. Pensamos que no hay mejor ejemplo de esto que el trabajo que realizamos en la Fase 1 del Parque Natural la Cañada.

Logramos que los comuneros fueran escuchados por los propietarios sin ser desacreditados, poniendo al centro de la conversación los aspectos que eran valiosos para todas las partes, con lo que se inició un diseño participativo para la construcción del parque natural la cañada.